Otra vez la «Alianza Atlántica» y «Al Qaeda» en el
mismo fregado:
Cualquier persona, espectador u oyente medianamente «enterado» de la rebelión
o guerra civil desatada en Siria conoce que el Consejo Nacional Sirio no es el
único grupo opositor que combate a Basher Al Assad. Pues, para empezar,
mientras los medios occidentales de difusión de masas, en la práctica, sólo
citan a los portavoces del Consejo Nacional Sirio (CNS) como representantes
de los enemigos del régimen de Al Assad (o al Observatorio Sirio de Derechos
Humanos para emitir noticias desfavorables al régimen), al mismo tiempo la
administración Obama y los propios medios vienen «advirtiendo» de la
presencia de «grupos relacionados con Al Qaeda» entre las filas de los
opositores al régimen.
Es cierto que en Siria, en medio del levantamiento contra Al Assad, han venido
registrándose atentados contra templos cristianos y santuarios islámicos
(estigmatizados por los puritanos neosalafistas como chiítas -aunque también
sirvan como referencia para muchos sunníes), ataques que han servido al
régimen para criminalizar como «sectaria» y «terrorista de Al Qaeda»
a toda la oposición armada que lo combate. La propaganda del poder imperante
en Siria utiliza el mismo pseudosilogismo globalizador que utilizaba Ben Alí,
Mubaraq o Gadafi para condenar al conjunto de la oposición: «Al Qaeda está
contra mí: luego todos los que están contra mí son socios de Al Qaeda».
Es decir, el mismo pseudosilogismo que ha venido lanzando la OTAN cada
vez que ha estimado conveniente.
Pero si la propaganda atlantista no ha dejado nunca de emplear esta misma
criminalización por «asociación enemiga simple»... ¿Acaso estas «advertencias»
de la administración Obama y los medios de difusión occidentales suponen un
súbito -y asombroso- reconocimiento por parte de los propios gobiernos de
EEUU, Gran Bretaña, Francia y España? ¿Acaso están admitiendo que, en esta
guerra civil, vuelve la OTAN a ser aliada de Al Qaeda como lo fue en el pasado?
Claro que no.
Ya que, en primer lugar, esto nos lo lanzan como un «aviso» y no llega al
nivel de alarma histérica empleada otras veces (la última, sin ir más lejos,
para justificar el apoyo a la invasión prevista de Mali del Norte: el «Nuevo
Afganistán» según lo llama el ministro García Margallo).
En segundo lugar, porque, en todo momento, los medios occidentales se refieren
al Consejo Nacional Sirio y a las acciones del Ejército Libre Sirio como entes
muy distintos de los elementos de Al Qaeda. Cuando se avisa de activistas
(reales o supuestos) de Al Qaeda, se les representa, poco menos, que como
«infiltrados extraños» en las filas de la oposición, a la que -esta vez sí, y
a diferencia de otras ocasiones- los gobiernos y «mass media» del «Primer
Mundo» conceden generosamente el derecho a ser plural y la consideración de
no ser condenada en bloque por culpa de las acciones y propósitos declarados
de una de sus partes.
Y en tercer lugar porque la propaganda, cuando se dirige con cierto predominio
hacia un sector, puede utilizar un rasero y el contrario según convenga,
aprovechando la incoherencia, la desmemoria, los prejuicios o el interés de
sus receptores. Lo hemos visto con las denuncias de corrupción o despilfarro:
lo que ayer, o allá, servía para atacar al adversario (por ejemplo, construir
un aeropuerto inútil en Ciudad Real) exactamente lo mismo, hoy, o aquí, no
sirve para atacar a los suyos (construir otro aeropuerto igual o aún más
inútil, pero en Castellón).
Es lo que tiene el famoso «doble rasero», mucho más escandaloso en la esfera
internacional. Lo que ayer servía a la OTAN (criminalizar a las resistencias
de Palestina, Afganistán, Iraq o Somalia por el simple hecho de haberse
sumado Al Qaeda al bando anti-ocupante), hoy, justamente la misma situación
no sirve para criminalizar a la OTAN, condenar la rebelión siria (o ayer la
libia) apoyada por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Arabia Saudita o Qatar, o
señalar al grupo de «Amigos de Siria» como «patrocinadores de terroristas».
Qué posición tomar:
Ahora bien, desde el M-20 preguntamos a todos los anti-imperialistas, antisionistas
y anti-sectarios de España o del extranjero:
¿Denunciar el doble rasero de Occidente con respecto a Siria y rechazar
un probable ataque otánico sobre su
territorio (que es la «segunda posición», la que pide el Consejo Nacional Sirio
y quiere Hilary Clinton) es suficiente para considerar al régimen de Al Assad
como paladín de la soberanía y dignidad nacional, e incluso presentarlo como
una referencia anti-imperialista?
¿Comprobar que, en efecto, Al Qaeda u otros elementos neosalafistas actúan
en el mismo bando contrario al régimen que la oposición apoyada por la OTAN y
las monarquías del Golfo, es motivo para alinearnos con Al Assad?
¿Hacernos eco de la comisión de ataques sectarios en Siria en medio del
levantamiento contra el régimen, admite que pongamos tales atentados en el
mismo «saco» que las acciones armadas contra las instituciones del régimen?
Porque si así hiciéramos (tomar la «primera posición»: apoyar al régimen
de Al Assad) caeríamos en la misma dialéctica tramposa utilizada profusamente
por sionistas, imperialistas y otros despotismos árabes para condenar la resistencia
palestina, la insurgencia iraquí o las oposiciones internas: como Al Qaeda
clama contra los sionistas... «Hamás e Hizbul'lah se alinean junto a Al
Qaeda»; como Al Qaeda también operaba contra los yanquis en Iraq... «la insurgencia
iraquí y Al Qaeda forman el mismo bando»; como Al Qaeda se posicionaba contra
las tiranías árabes... «An Nahda en Túnez, los Hermanos Musulmanes en Egipto o
la oposición a Saleh en Yemen son cómplices de Al Qaeda». La misma amalgama
estigmatizadora -otra vez sin ir más lejos- que utiliza parte de la clase
política española o los medios más afectos al régimen alumbrado en la «Transición»
(y, cómo no, elementos de la extrema derecha) para estigmatizar y convertir
en extremistas y delincuentes a los españoles que vienen clamando desde el 15
de mayo del 2011 su indignación o su rechazo al régimen que nos ha llevado
al precipicio para mayor beneficio de la cleptocracia imperante.
A poco que nos fijemos, no es difícil ver la jugada de las potencias
occidentales en la revolución protagonizada genuinamente por miles de sirios.
Los occidentales nos pintan un panorama donde sólo existen dos grupos de
oposición: los «buenos» (el Consejo Nacional Sirio y el Ejército Libre) y los
«malos» (Al Qaeda).
Con esta premisa, cualquier grupo que combata al régimen de Al Assad pero
al mismo tiempo no se pliegue a las pautas marcadas por los imperialistas
occidentales, será puesto bajo sospecha y descalificado como «relacionado con
Al Qaeda» o -una variante de lo mismo- «perseguidor de cristianos».
Por lo tanto, consideramos que la insistencia de no pocos antisionistas y
anti-imperialistas que -con la mejor intención del mundo, podemos suponer-
han tomado partido adverso hacia la rebelión que trata de derribar a Al Assad,
y tienden a acusar, en bloque, a los rebeldes sirios de neosalafistas o de
persecución religiosa (sobre los cristianos, principalmente, pues perseguir
chiítas o alawitas es mucho más tolerable para las masas occidentales), la
insistencia -decimos- en denunciar la presencia de elementos de Al Qaeda,
«islamistas» -no importa de qué clase e ideario- y enemigos de la Fe que
matan cristianos y destruyen iglesias... de ninguna forma -decimos-
perjudica las posiciones de imperialistas o sionistas, ni desacredita, en
lo más mínimo, a EEUU o al Ente sionista, sino todo lo contrario.
La «primera vía» de los pro-Al Assad y la verdadera
«segunda vía» de Occidente
Parece claro, pues, que Occidente patrocina a sus propios
«opositores»: a los portavoces del CNS que citan sus medios, y que éstos (los
«opositores amigos» o «demócratas») son muy diferentes a los matarifes de
Al Qaeda (los «opositores radicales» o «locos»), que hacen «su propia
guerra» y «aprovechan la revuelta» para imponer sus siniestros planes de odio
a la Libertad, a la Iglesia y al Capital (todo junto y revuelto, como gusta a
Intereconomía).
Es decir, a diferencia de la propaganda occidental sobre Afganistán o
Iraq, en la que cualquier grupo de insurgencia era, mecánicamente, ligado
con Al Qaeda u otros grupos sectarios (sunníes o chiitas), de forma
que combatir la insurgencia afgana o la de Iraq era sinónimo de «lucha contra
los terroristas» o de «freno al sectarismo», en esta ocasión, para gobiernos
y medios occidentales, la presencia de Al Qaeda u otros sectarios en las
filas de la insurgencia siria no sería sinónimo de lo mismo, ya que su propaganda
nos pinta ahora, enfrentados al mismo enemigo, a dos frentes con
propósitos muy distintos aunque aliados coyunturalmente en una guerra.
Podemos comprender la «primera vía», postura generalizada en varios gobiernos
hispanoamericanos y en no pocos antisionistas y anti-imperialistas: la
de apoyar a Al Assad como reacción mecánica no sólo ante la hostilidad manifiesta
de los belicistas occidentales (hostilidad que incluye, cómo no, patrañas y
ocultaciones propagandísticas) sino debido asimismo a otros dos motivos nada
despreciables: en primer lugar, porque el régimen cuenta también como enemigos
a los terroristas y sectarios que Occidente, pretendidamente, ha venido combatiendo
y por los cuales ha justificado agresiones, invasiones y ocupaciones; y en
segundo lugar, porque el régimen sirio ha sido un aliado de la República de
Irán y ha canalizado a través suyo la ayuda necesaria para mantener las
resistencias libanesa (Hizbul'lah) y palestina (Hamas) ante el ocupante
sionista. Pero precisamente porque la comprendemos no podemos
aceptarla por reduccionista, por injusta, por miope y, sobre todo, por
contraproducente.
Rechazamos la «primera vía» no sólo porque nos mete en un callejón sin salida,
porque nos atrapa en un abrazo imbécil con un régimen opresor de su propio pueblo,
intrínsecamente criminal y corrupto, contra el que se ha levantado legítimamente
buena parte de la nación siria, sino porque es claramente incoherente para
quienes apostamos por la soberanía, libertad, justicia y dignidad de los
pueblos.
Pero no sólo por eso: es que, además, el discurso preferido lanzado por
quienes pretenden «atacar» o «minar» la postura de las potencias atlantistas
-hablar sólo de los ataques sectarios y quedarse simplemente en que «los imperialistas
occidentales son aliados de Al Qaeda por atacar al mismo enemigo»- no sólo no
lastima sino que, incluso, favorece la agenda intervencionista de Occidente:
precisamente para impedir que la revolución siria caiga en manos de los
«radicales», sectarios o terroristas de Al Qaeda, habrá que aumentar la
intervención y controlar abiertamente, desde Washington, Londres y París,
la revolución siria.
En resumen: entre más se insista, sin discriminar, en que tenemos grupos
y figuras rebeldes que persiguen a los cristianos sirios o que están relacionados
con Al Qaeda, más se estará favoreciendo la jugada de los imperialistas en
imponer su agenda de control de la revolución siria, y que el público vea a
sus agentes del Consejo Nacional Sirio como los únicos capaces de impedir que
la Siria posterior a Basher Al Assad «caiga en manos de los radicales». Ni siquiera
la acusación de la presencia de los «locos» de Al Qaeda en la rebelión siria
supone el más mínimo alivio para la causa de Al Assad, más bien al contrario:
porque la misma resistencia de Al Assad a caer se percibe en Occidente como
una prolongación de una situación de «río revuelto» donde los «pescadores» de
Al Qaeda saquen ganancias.
Dónde quedan las necesidades estratégicas de la
resistencia
Entendemos que Hizbul'lah y la República de Irán no puedan darle la espalda
a un aliado. La política internacional exige mantener unos compromisos
adquiridos y cuidar acuerdos estratégicos. Hizbul'lah e Irán son
agentes serios y leales, y era lógico y natural haber aplicado con los Al
Assad la vieja ley del «enemigo de tu enemigo es tu amigo» -cuando se tiene
algo de consistencia, claro-. Nos hallamos en una partida a vida o muerte
(millones de españoles han empezado a comprobarlo en su vida diaria) y no
pocas veces en cualquier lucha, por muy honesta que sea, se ha de bailar con
la más fea. Pero ¿Acaso tenemos los disidentes españoles algún compromiso con
Al Assad?
El derrumbe de este régimen abre las puertas a varias posibilidades. No
nos vale la consigna cobarde y necia de «más vale malo conocido que bueno por
conocer», que sólo nos lleva al descrédito y al derrotismo instalado en unos y
otros. En Siria se ha abierto el campo, donde -es cierto- se espera que
seguirán actuando fuerzas nefastas como las pro-occidentales o las
sectarias neosalafistas (de nuevo en «el mismo bando»), pero también muchos
revolucionarios sirios orgullosos por haber derribado un régimen opresor, y
éstos son el mejor aval, pues no estarán dispuestos a permitir que su nación
caiga en manos sectarias o pro-occidentales. Las resistencias libanesa y
palestina encontrarán a sirios más afines en las filas de la revolución que
en la represión. El apoyo prestado por el régimen sirio no era más que una
inercia diplomática estratégica, sin ánimo ni convicción, y con fecha de
caducidad.
Contra el apoyo a la represión o a la intervención occidental: tercera vía
Frente a la tenaza de la «iraquización» o la sumisión a Occidente: tercera
vía.
Entendemos que Occidente vuelve a utilizar la presencia de Al Qaeda y los
atentados sectarios para justificar su intervencionismo. Aunque en el caso
sirio la herramienta de Al Qaeda está siendo utilizada al revés de lo hecho
anteriormente en Afganistán o Iraq: si la propaganda atlantista ha ligado las
insurgencias afgana e iraquí con Al Qaeda para justificar su guerra contra
tales insurgencias, ahora «advierte» (y los apologistas de Al Assad le hacen
la tarea gratis) de la presencia de sectarios y terroristas neosalafistas en
la oposición para así «ayudar» a la propia insurgencia a impedir que los
«malos» ganen más terreno y tomen el mando.
No son pocas las personas convencidas de las maniobras de los servicios
norteamericanos y sionistas para atizar las guerras interétnicas (curdo-árabe)
y sectarias (sunní-chiíta) en Iraq para poder mantener la ocupación de este
país. Con ello no sólo lograban justificar la ocupación -«estos iraquíes se matan
entre ellos y no podemos dejarles solos»- sino consiguieron romper la deseada
unidad de la resistencia frente al ocupante (la insurgencia se nutría por
muchos sunníes y asimismo por muchos chiítas -como tampoco fueron pocos los
curdos-). De esta forma la nación iraquí se vio atrapada en la tenaza del
terrorismo sectario o la sumisión a Occidente (la última semana de julio ha
sido escenario de la ola más sangrienta de atentados en dos años: más de cien
víctimas mortales). No dudamos que Al Qaeda contribuye, de nuevo, como hizo
en Iraq, a dividir y desviar las energías de la rebelión. Pero si muchos
anti-imperialistas pudieron superar la falsa ecuación propagandística de Occidente
-«Insurgencia = Al Qaeda»- contrarrestándola con la idea de que Al Qaeda, en
verdad, estaba perjudicando la unidad de la resistencia y favoreciendo así a
los EEUU ¿Por qué no superar también ahora la misma amalgama? ¿Por qué no
insistir en la misma idea de que la actividad de Al Qaeda sólo sirve para
justificar un mayor control de Occidente, ahora no contra la rebelión, sino
junto a la rebelión?
Nuestra posición es la tercera: con los sirios oprimidos que luchan
contra sus opresores internos, al tiempo que denunciamos la «segunda vía» de
Occidente y las monarquías del Golfo: intervenir en Siria para controlar la
revolución en curso, y para eso requieren la existencia de los «radicales»,
con objeto de chantajear a los sirios que no acepten tutelas exteriores y
justificar una imposición de sus «moderados» en una Siria que rompa con Irán,
con la resistencia libanesa y palestina, y pase a alinearse con Occidente y
las monarquías del Golfo.
No insistiremos más en los ataques de los grupos sectarios. Otros ya lo
hacen, y, por lo general, no suelen hacerse eco de las maniobras propiamente
occidentales, como si lo único que encontrasen achacable a los gobiernos y
medios de difusión de Occidente fueran sus alianzas coyunturales con los
puritanos neosalafistas. Algo similar a aquellas propagandas paralelas de las
fuerzas anticomunistas y antifascistas del siglo XX que, supuestamente, se
reclamaban también como «anticapitalistas» o «antiimperialistas», pero donde,
en definitiva, lo único que encontraban reprochable en las potencias capitalistas
burguesas eran sus connivencias o entendimientos -reales o supuestos- con
países o figuras comunistas o fascistas. Nosotros tenemos claro quién es el
mayor enemigo.
Destacamos a continuación la plantilla de agentes políticos sirios
más importantes destinados a «promover la democracia» (la que le interesa a
Occidente, por supuesto, ya que es la «única democracia real») y
evitar que saquen provecho en Siria los «islamistas» o Al Qaeda (pues en
Occidente se sigue sin distinguir no ya churras de merinas, sino hipopótamos
de cocodrilos por el simple hecho de bañarse en el río: todos los islamismos
vienen a ser lo mismo, como para la mentalidad de la derecha más
antisocialista todo lo que no sea capitalismo y estafa financiera es, más o
menos, comunismo).
Éste es el papel que nos corresponde a quienes no queremos una Siria en
manos de las potencias atlantistas: en primer lugar, no contribuir a una «caza
de radicales» o de «islamistas» de cualquier signo, que lo único que consigue
es desacreditar, poner bajo sospecha o criminalizar a todos los grupos de
oposición siria no cipayos de Occidente; y en segundo lugar, denunciar a la
«oposición moderada» patrocinada por Washington, Londres o París.
- Bassma Codmani
La más importante
portavoz del CNS, una siriofrancesa (aunque a veces ha aparecido ni como siria
ni como francesa) residente en París. Codmani es miembro del comité ejecutivo y
jefa de asuntos exteriores del Consejo Nacional Sirio. «Ningún diálogo con el
régimen gobernante es posible. Solo podemos discutir cómo proceder hacia un
sistema político diferente», ha declarado. Es la que viene solicitando una
intervención internacional, es decir, de la OTAN y la Liga Árabe.
En 2005, Codmani
trabajaba para la Fundación Ford. En septiembre de ese año, Codmani fue
nombrada directora ejecutiva de la Iniciativa de Reforma Árabe (IRA), un
programa del famoso «lobby» estadounidense «Consejo de Relaciones Exteriores».
Esta «Iniciativa» ha sido financiada también por el Centro por la Reforma
Europea (CER), y ha sido supervisada por Lord Kerr, presidente adjunto de Royal
Dutch Shell y ex jefe del servicio diplomático y consejero «senior» del Chatham
House (laboratorio de ideas que incluye los más destacados cerebros del
«establishment» diplomático británico). A cargo de la dirección cotidiana del
CER ha estado otro británico, Charles Grant, ex editor de defensa del Economist,
y actualmente miembro del «Consejo Europeo de Relaciones Exteriores», un
laboratorio de ideas europeo -indisimuladamente homólogo del usaco Consejo de Relaciones
Exteriores»- repleto de diplomáticos, industriales, profesores,
ex primeros ministros y ex-ministros. En su lista de miembros se encuentra
el nombre de: «Bassma Codmani (Francia/Siria) – Directora Ejecutiva. Iniciativa
de Reforma Árabe». Así pues, la jefa de asuntos exteriores del Consejo Nacional
Sirio ha sido seleccionada por un importante brazo del «establishment»
occidental de la banca y los servicios de «inteligencia» para dirigir un
proyecto sobre Medio Oriente.
Pero no sólo tiene una
relación estrecha (como que la señora depende de ellos) de británicos y
norteamericanos. Codmani tiene la posición de directora de investigación en la
Académie Diplomatique Internationale. La Académie es dirigida por Jean-Claude
Cousseran, ex jefe del DGSE – el servicio de inteligencia exterior de Francia.
Los franceses no podían faltar en el reparto del control de su antigua colonia.
- Radwan Ziadeh
Otro representante
frecuentemente citado es el «segundo jefe» de asuntos exteriores del
Consejo Nacional Sirio. Este señor es asociado «senior» del USIP
(Instituto de Paz de Estados Unidos), un laboratorio de ideas de
Washington financiado por el gobierno federal. El Consejo de Directores del
USIP está repleto de ex miembros del departamento de defensa y del Consejo
Nacional de Seguridad (su presidente es Richard Solomon, ex consejero de
Kissinger en el Consejo Nacional de Seguridad).
En febrero de este
año, Ziadeh se sumó a un grupo de halcones de Washington para firmar una carta
que llama a Obama a intervenir en Siria; los otros firmantes incluyen a James
Woolsey (ex jefe de la CIA), Karl Rove (operador de Bush hijo), Clifford May
(«Comité sobre el Peligro Actual») y Elizabeth Cheney, ex jefa del Grupo de
Operaciones Irán-Siria del Pentágono.
Las conexiones de
Ziadeh llegan a Londres. En 2009 fue un asociado visitante en Chatham House y
en junio del año pasado apareció en el panel de uno de sus eventos
–“Visualizando el futuro político de Siria”– compartiendo una plataforma con
otros dos miembros del Consejo Nacional Sirio que señalamos a continuación (Osama Monayed y Nayib Gadbian). En 2008 Ziadeh
participó en una reunión de personalidades de la oposición siria en un edificio
gubernamental de Washington: una conferencia llamada “Siria en transición”. La
reunión fue co-auspiciada por dos organizaciones: una norteamericana (llamada
Consejo Democracia) y otra radicada en Gran Bretaña (Movimiento por la Justicia
y el Desarrollo -MJD-). Fue un gran día para el MJD: su presidente, Anas Al
Abdeh, había viajado a Washington desde Gran Bretaña para el evento, junto con
su director de relaciones públicas. Lo que sigue es de la web del MJD: «La
conferencia presenció una participación excepcional ya que la sala asignada
estaba repleta de invitados del Congreso y del Senado, representantes de
centros de estudios, periodistas y expatriados sirios en EE.UU.». Ese evento
comenzó con un discurso de James Prince, jefe del Consejo Democracia. Ziadeh
estuvo en un panel presidido por Joshua Muravchik (el autor del artículo de
opinión «Bombardead Irán»). Sentado junto a Ziadeh en el panel estaba el
director de relaciones públicas del MJD: un hombre que ahora se ha convertido
en otro portavoz del Consejo Nacional Sirio:
- Osama Monayed
Junto a Codmani y
Ziadeh, Osama Monayed es uno de los portavoces más importantes del CNS. Hay
otros, por supuesto – el CNS es un animal enorme e incluye a la Hermandad
Musulmana. La oposición a Al Asad es amplia, pero estas son algunas de las
principales voces-. Hay otros voceros oficiales con prolongadas carreras
políticas, como George Sabra del Partido Democrático Sirio (Sabra fue detenido
y sufrió un prolongado encarcelamiento durante su lucha contra el régimen en
Siria). Y existen otras voces opositoras fuera del CNS, como el escritor Michel
Kilo, que habla elocuentemente de la violencia que desgarra su país: «Siria
está siendo destruida – calle tras calle, ciudad tras ciudad, aldea tras aldea.
¿Qué clase de solución es esta? Todo el país está siendo destruido para que un
pequeño grupo se mantenga en el poder».
Pero no cabe duda que
el principal cuerpo opositor para Occidente es el CNS, y Codmani, Ziadeh y
Monayed lo representan frecuentemente. Monayed aparece a menudo como comentador
en canales de noticias de la televisión. Lo vemos en la BBC, hablando
desde su buró en Washington. Monayed no dora la píldora en su mensaje: «Vemos
cada día en los televisores cómo asesinan civiles y que se mata y asesina a
niños, y se viola a mujeres».
Monayed apareció, hace
solo algunos días, como bloguero en Huffington Post UK, y explicó
largamente: «Por qué el mundo debe intervenir en Siria», pidiendo «ayuda
militar directa» y «ayuda militar extranjera». Monayed es consejero del
presidente del CNS y, según su biografía en el CNS, «fundador y director de
Barada Television», un canal de TV por satélite radicado en Londres. En 2008
unos meses después de asistir a la Conferencia Siria en Transición, Monayed
volvió a Washington, invitado a almorzar con George W. Bush, junto con un
puñado de otros disidentes favorecidos.
En esos días, en 2008,
el departamento de Estado de EE.UU. conocía a Monayed como director de
relaciones públicas del Movimiento por Justicia y Desarrollo (MJD) que dirige
la lucha por un cambio pacífico y democrático en Siria”.
Miremos más de cerca
al MJD. En 2011, el Washington Post publicó unos papeles de WikiLeaks.
Esos cables parecen mostrar un considerable flujo de dinero del Departamento de
Estado de EE.UU. al MJD. Según el Washington Post: «Barada TV está
estrechamente vinculada al Movimiento por Justicia y Desarrollo, una red de
exiliados sirios basada en Londres. Cables estadounidenses clasificados
muestran que el Departamento de Estado ha enviado hasta seis millones de
dólares al grupo desde 2006 para que opere el canal y financiar otras
actividades dentro de Siria».
Cuando se le preguntó
por el dinero del Departamento de Estado, el propio Monayed dijo que «no podía
confirmar» la entrega financiera del Departamento de Estado para Barada TV,
pero dijo: «yo no recibí un centavo personalmente». Maliq Al Abdeh, hasta hace
muy poco jefe de redacción de Barada TV, insistió: «no tuvimos ningún trato
directo con el Departamento de Estado de EE.UU». Pero Maliq Al Abdeh es uno de
los fundadores del MJD (el receptor de los 6 millones de dólares del
Departamento de Estado, según el cable filtrado). Y es hermano del presidente,
Anas Al-Abdeh. Lo que sí admite Maliq al Abdeh es que Barada TV recibe una
buena parte de su financiamiento del estadounidense Consejo Democracia, uno de
los co-patrocinadores (con el MJD) de la mini conferencia Siria en Transición.
El Consejo Democracia
es una típica organización yanqui que distribuye subvenciones en EE.UU., entre
ellas dinero del Departamento de Estado. Funciona como sigue: el Consejo
Democracia sirve de intermediario administrador de subvenciones entre la
«Iniciativa de Cooperación Oriente Medio» del Departamento de Estado y «socios
locales» (como Barada TV). Como informa el Washington Post: «Varios
cables diplomáticos estadounidenses desde la embajada en Damasco revelan que
exiliados sirios recibieron dinero de un programa del Departamento de Estado
llamado Iniciativa de Cooperación Medio Oriente. Según los cables, el Departamento
de Estado canalizó dinero al grupo exiliado a través del Consejo Democracia».
El mismo informe
destaca un cable de 2009 de la embajada de EE.UU. en Siria que dice que el
Consejo Democracia recibió 6,3 millones de dólares del Departamento de Estado
para un programa relacionado con Siria: la «Iniciativa de Fortalecimiento de la
Sociedad Civil». El cable lo describe como «un esfuerzo discreto de
colaboración entre el Consejo Democracia y socios locales» orientado a
producir, entre otras cosas, «diversos conceptos de emisión». Según el Washington
Post: «Otros cables dejan claro que uno de esos conceptos era Barada TV».
- Nayib Gadbian.
Gadbian es miembro del
secretariado general del Consejo Nacional Sirio y fue identificado por el Wall
Street Journal como un viejo intermediario entre el gobierno de EE.UU. y la
oposición siria en el exilio: “Un contacto inicial entre la Casa Blanca y el
Frente de Salvación Nacional fue forjado por Nayib Gadbian, un politólogo de la
Universidad de Arkansas”. Fue en 2005, el año decisivo.
Gadbian formaba parte
del consejo consultivo del Centro Sirio de Estudios Políticos y Estratégicos,
una organización radicada en Washington y fundada con Ziadeh.